En el palacio del oriente indomable[2] viven ocho deseos que encierran un alma y un cometa. Cinco guijarros grabados los protegen. Siete conjuros y siete oraciones se cantan desde las torres a la luz de las lunas. En el palacio del encuentro de viajeros hay tres jardines con fuentes y estanques, y tres terrazas donde silban las salamandras junto a los braseros. Cinco monumentos desnudos, de cara al sur y en danza inmóvil rodean el portal, y ocho ventanas con sus alféizares adornados de lapizlázuli y ámbar dejan entrar la mañana.
El inevitable contacto. El intoxicante contacto. Todo son estrellas vagabundas y agua en este lugar de colorido incansable.
sábado, septiembre 22, 2007
lunes, septiembre 17, 2007
Cataclismo
Necesito morder y destrozar. Ser ofrenda, altar y sacrificio.
Se asoma el colapso de toda emoción jamás reprimida, de todo deseo frustrado, de toda palabra y gesto inexpresados. Cuando llegue el fin, no será inesperado; llegará primero a mis ojos, serán mis palabras quienes lo invoquen. La espera siempre fue demasiada, aún antes de conocerla. El ansia me consumió desde que me labré el destino.
Y en la oscuridad más helada, respirar pureza. Estoy hecho de destrucción y renacimiento. Necesito soltar los recuerdos, o seguro el primer golpe será para ellos. De lleno en la frente angustiada.
Pronunciar los nombres secretos que despiertan las múltiples facetas de existir... y el nombre último, que libera la esencia y provoca la unidad. Así corre la brisa en mis sueños, así es la intimidad de mis caricias.
Se asoma el colapso de toda emoción jamás reprimida, de todo deseo frustrado, de toda palabra y gesto inexpresados. Cuando llegue el fin, no será inesperado; llegará primero a mis ojos, serán mis palabras quienes lo invoquen. La espera siempre fue demasiada, aún antes de conocerla. El ansia me consumió desde que me labré el destino.
Y en la oscuridad más helada, respirar pureza. Estoy hecho de destrucción y renacimiento. Necesito soltar los recuerdos, o seguro el primer golpe será para ellos. De lleno en la frente angustiada.
Pronunciar los nombres secretos que despiertan las múltiples facetas de existir... y el nombre último, que libera la esencia y provoca la unidad. Así corre la brisa en mis sueños, así es la intimidad de mis caricias.
miércoles, septiembre 12, 2007
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