Vivo del encantamiento de la realidad, de la inhalación del aliento después del beso. Soy profano frente a todos los templos y sus leyes escritas en piedra.
La rabia juvenil es deliciosa. Despierta la conciencia, enternece el corazón, encarnece los ojos — fatídicamente, también enrarece las ideas. Poseer sin abuso, sin mentira ni esclavitud, eso es ardor.
No me tomes por índigo cuando soy polvo de zafiro lunar.
viernes, agosto 10, 2007
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