No desprecies mi tibieza; también puedo hacerme de hierro forjado. Soy inmutable, una poesía cruel con aire a desencanto. Si te doy sabor amargo, si fracturo tu esperanza, si te ignoro una mirada, sabe bien que me causa placer.
Sentado a la orilla del lago, soy solo una ilusión y una memoria. Inalcanzable.
Y se me secan los dedos de deseo, pero ese es el matiz que me complace.
jueves, julio 26, 2007
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