En el límite del espectro, la membrana del orden está poblada de incontables eventos caóticos. Ahí, un suspiro resuena como un grito y los entes se comunican con explosiones y descargas. Todo es cruel, despiadado y lleno de deseo. Sobre ese velo está pintada la calma que da la comprensión.
En mi condición de ser material, me escapo entre las sombras, me deslizo entre las ideas y los sueños, me escondo del mundo y las miradas entre las historias y los símbolos.
Yo mismo he olvidado cómo pronunciar los conjuros, pero conozco el andar de quienes llevan dentro la magia, con su movimiento intermitente delineado con pasteles cálidos[2].
martes, abril 17, 2007
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