jueves, septiembre 28, 2006

Cicatrices

Poseo el gusto refinado de disfrutar la arena en las heridas. No vivo entre sombras pero sé ocultarme bien en ellas; todo sea por hacerme de una palabra más, por devorar otro aroma en el camino.
Hoy no tengo respuestas ni compasión, solo lazos de viento aprisionados entre las manos y unidos en el pecho: odio hacia el suroeste y deseo hacia el este.

jueves, septiembre 21, 2006

Exilio

Ya no recuerdo la última vez que toqué el límite del espacio, o con quién en realidad estuve ahí. Recuerdo los colores y las espirales. Recuerdo que se siente como tener la piel tatuada de figuras vivas. Recuerdo que más allá está la espiral de espirales y en su vértice, fuerza y pureza primigenias.
Me mantengo en el exilio, me niego a salir del desierto si no he de encontrar más allá las tierras ricas y fértiles. Prefiero perder la sangre en la búsqueda, prefiero seguir por siempre a los espectros y dejarme secar la mirada en el sacrificio sin altar.

domingo, septiembre 17, 2006

Aura

Respirar plata nunca es fácil sin un poco de dolor. Me llamean los ojos cuando miro un alma dócil, cuando rozo el espacio etéreo que la esencia hace tangible.

jueves, septiembre 07, 2006

Lupomorphos

Frecuentemente me es complicado identificarme con los seres antropomorfos. Suele sucederme que no entiendo sus acciones ni los motivos detrás de ellas. Sus costumbres son lo peor; han perdido casi cualquier dejo de instinto y apestan a miedo en cada movimiento.
Recuerdo haber sido joven y haber temblado al poner en papel mis ideas. Es tan poderosa la palabra.
Aún hoy, a veces me estremezco al hablar de frente con algunas criaturas. No tengo intenciones de sobrevivir a este mundo, pero si ha de consumirse, lo devoraré yo mientras la esencia permanezca en mí.

martes, septiembre 05, 2006

Secretos

Conozco la estatua de cristal que llora por dentro. Conozco el brillo en su interior. Conozco el templo antiguo y oscuro donde vive. Conozco el secreto de los labios que se topan en la penumbra y se entregan por instinto y sin remordimientos.
Son labios pálidos que no tiemblan. Que sueñan con civilizaciones decadentes y muertes violentas y no se inmutan.
Viene la tormenta, viene la niebla. Las historias serán vividas y luego se olvidarán. Brotarán las bestias del mar y devorarán a aquellos que teman mirarlas a los ojos. La antorcha será protegida, pero se apagará si no se hace hasta el último sacrificio.
No hay calma que valga ni descanso que llegue con los vientos. Esta es la hora del conjurador.