A veces sangro, sangro mucho. Sangro más cuando veo ojos negros y lejanos como aquellos. Y cuando veo sonrisas sinceras e inocentes. Y cuando veo pureza que culmina en flores.
Prefiero sangrar por eso que por el llanto roto y las almas perdidas. No quiero más labios secos ni mentiras sensuales.
Bougereau sabe de lo que hablo, con esta pintura.
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