
Me deslizo entre las grietas de la ley natural para paladear lo desconocido y prohibido, para encontrar ese arte que tantea por motivos, que está al acecho de mí.
La tentación se adorna de luto. Escondido en el exilio, arropado con el impulso, soy saqueador de sus reliquias ocultas. Si cayera en el olvido un altar, si hubiera un artefacto de asombro, si existiera un conjuro velado, ahí seré asedio hasta hurtar lo celeste, liberarlo en el mundo y contemplar con encanto el caos que detona en belleza.
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