
En otra época logré revelar el motivo con la sola intención. Aquello era más presunción y empeño insincero, pero era expresión sensible. Alguna vez logré la manifestación dispar, quizá mi hermano el profeta ártico lo recuerde también, cuando la estrella se volcó en mí. Aquella doctrina cedió a mi abandono, pero el aroma perdura y el gesto[2] me acompaña, en espera de la ternura y la desgracia.
Yo te consumiría sin descanso hasta encontrarle nombre al canto que te brota entre los pechos.
1 comentario:
al menos a ti, el aroma te perdura...
Saludos desde Rep. Dom.
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