
La descarga de temor y placer nunca se detiene. El dolor acusa ser el medio para el contacto. Yo lo acuso de incompleto.
Sangre, lágrimas, tensión vibrante y risas, todas me son familiares. Claridad en el trazo perfecto, la palabra correcta, el gesto adecuado: son los pasajes a otros mundos. Soy escaso en dar, me falta compartir intimidad, me sobra entrega, me hace falta el caudal.
¿Cómo no dejarme consumir así en la devoción de la necesidad irresoluta?
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